lunes, 17 de octubre de 2011

MALOS USOS DE LA PALABRA ‘AUTISMO’

El autismo ha pasado de ser el término científico que se refiere al trastorno en sí a usarse de manera banal e irreflexiva. Periodistas, políticos y líderes de opinión contribuyen a que la palabra esté siendo denostada por la sociedad.


JOSÉ MIGUEL MOLINA CAPARRÓS


      Resulta paradójico que, a pesar de pertenecer a la sociedad de la información, aún vivamos en una ignorancia permanente a la hora de utilizar ciertas palabras de nuestro propio lenguaje. Tal es el caso del término ‘autismo’. Existe una tendencia a emplear esta palabra fuera de su contexto médico o psicológico. Pero ¿Por qué existe tanta confusión en su uso?

      Desde el origen de la  voz ‘autismo’ su uso no ha sido el más apropiado. La primera vez que se recogió el término en la prensa, el periodista estadounidense pensó que el autismo era un nuevo tipo de ‘automovil’. Y con el paso de los años la situación no ha cambiado mucho. Políticos, periodistas, escritores siguen usando de forma irreflexiva una palabra que designa el trastorno que padecen alrededor de 67 millones de personas en el mundo.

    El caso más reciente de negligencia con el uso del término ‘autismo’ ha sido protagonizado por Carmen Veiga, concejala socialista de Gijón. Veiga utilizó la palabra con la pretensión de descalificar al equipo de gobierno asturiano: “¿Qué tipo de autismo les mueve para no querer consensuar cosas tan importantes para la ciudad?”.  Poco tardó en criticar a Veiga el Grupo Acciones contra los mitos del Autismo, una asociación que tiene como objetivo acabar con los estereotipos y creencias de la sociedad sobre el trastorno.

     ¿Acaso Carmen Veiga no pudo utilizar un sinónimo para describir la situación del gobierno asturiano? ¿Por qué usar el término que describe el trastorno de un gran sector de la población? Últimamente está muy de moda utilizar esta palabra en aras de la creatividad literaria. Pero realmente su mal uso demuestra una gran ignorancia en personas de prestigio profesional y líderes de opinión. Y lo más preocupante es que esa ignorancia se la inculcan al público. 

 

      El detonante de este mal uso se encuentra en la definición que hace la RAE del término ‘autismo’, el cual cuenta  con tres acepciones distintas:

1. m. Repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma.
2. m. Med. Síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno.
3. m. Med. En psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor.

      Las tres acepciones son incorrectas ya que son vagas, estereotipadas e incompletas. La primera acepción ni siquiera es comprensible; “repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma” (¿La personalidad se repliega? ¿Acaso el autismo es lo mismo que el egocentrismo o la sociopatía?) Nos encontramos pues con una explicación imprecisa, abstracta e ineficaz a la hora del empleo real del término.

      La segunda acepción se considera propia de la Medicina y sin embargo es errónea. El autismo no solo afecta a los niños, el problema es que los medios solo muestran esa etapa, pero el trastorno continúa con el crecimiento. Por lo tanto esta acepción tampoco es válida, al igual que las características demasiado generales y abstractas que se atribuyen al síndrome.

     La última acepción se relaciona según el diccionario con la Psiquiatría y vuelve a caer en un error garrafal. Reduce el autismo a un simple egocentrismo patológico, no es ningún síntoma, es un trastorno en sí mismo.
Con este tipo de acepciones no es extraño que se fomente el mal uso de la palabra ‘autismo’. Si la inconsciencia parte de la regla no podemos exigir a la sociedad un buen uso del término. Por eso es frecuente encontrar dicha palabra en multitud de diarios sin razón de ser.

      Pero no hay que culpar solo a la RAE. Los políticos, periodistas y líderes de opinión tienen una responsabilidad en relación a su estatus que les obliga a practicar un buen uso del lenguaje y más aún si utilizan un término que describe el trastorno que sufre un sector social excluido. Al caso de Carmen Veiga se le une el de otra socialista, Sofía Hernanz, candidata de Ibiza al Congreso de los Diputados. En una entrevista, Hernanz, hablando del movimiento del 15-M, afirmó que  “sería autismo político no reflexionar sobre por qué surge este movimiento”. ¿Deberíamos pensar que existe un nuevo tipo de autismo que solo afecta a los políticos? Tal vez usar el término ‘egocentrismo’ hubiese resultado más apropiado y no hubiese parecido soez.

      Los artículos de opinión tampoco se libran de los malos usos. Diarios reconocidos como ‘El Mundo’ también caen en el mal uso del término. Y con mayor culpa ya que el escritor de la entrevista es un filólogo, Daniel Gascón, y escribe: “En un episodio de autismo desalmado, las instituciones aragonesas no enviaron ningún representante al funeral”. La supuesta belleza literaria pone de manifiesto que los que padecen el trastorno son insensibles . Nada más alejado de la realidad, ya que las personas con autismo, aunque les resulte muy difícil expresarlos, tienen sentimientos.

      Otro periodista, Manuel Fernández, en su artículo ‘Conciencia (juvenil) global’ escribe: “Una conciencia mundial criada en redes sociales y con aparatitos metomentodo parece que está despertando, restregándose los ojos para quitarse las legañas y dejando atrás un tiempo de autismo social e individualismo onanista”. Incluso considerando válidas las acepciones mencionadas anteriormente no encuentro sentido alguno a las palabras del periodista. Un uso incorrecto y para nada pertinente. Estas malas prácticas no suceden con otras enfermedades como el cáncer o el sida que ni siquiera son utilizadas por temor a las represalias de los afectados.

      Encontrar una solución a esta problemática de los malos usos del término no es tan difícil. Basta con una dosis de información y de desestigmatización. Para ello debemos contar con una definición exacta sobre el autismo (video), con la supervisión de afectados como el Grupo Acciones contra los mitos del Autismo, y por último, impulsar la rectificación de todo aquel que haga un mal uso de la palabra. Carmen Veiga ya se ha retractado de su desafortunada expresión. Un primer paso que seguro ayudará a que la sociedad deje de usar de forma banal un concepto tan complejo como es el que encierra la palabra ‘autismo’.


1 comentario:

  1. Muy bueno el post, personalmente creo que el mal uso del término es por falta de desconocimiento por eso está muy bueno que se hable, se difunda y se comparta información, pero mas alla de la palabra en si, lo que es necesario es poder tener la capacidad de comprensión que el mundo es un espacio para todos y que entre todos podemos hacerlo mejor por que todos tenemos siempre algo para dar.

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